Un lugar con encanto que huele y sabe a tradición, a cultura gastronómica, a ese rincón en la cocina de la abuela que evoca el calor de la familia alrededor de la mesa.

Hace 25 años, un 19 de marzo de 1998, una Tasquita pequeña y acogedora, abrió sus puertas al público, en la calle Ramiro I, en pleno corazón del casco histórico de Jaca.

El diseño surge de la inspiración de Eusebio con la ayuda de su amigo, el arquitecto Alberola. Se trata de una gran barra de madera rústica, encajada con estilo propio y que permanece en el tiempo, sin apenas modificar, pues es el encanto del local.

Una vida entera dedicada a la hostelería.

Ana María Nolasco, hija de hosteleros, y Eusebio Laguna, un personaje carismático, divertido y que ha dedicado toda su vida a la hostelería, se unieron hace 50 años para crear una familia y un proyecto de futuro.

Después de muchos años de trabajo en diferentes restaurantes y bares, la pareja decidió abrir un local de tapas, singular, pequeño, “tranquilo”, con la idea de trabajar ellos solos, Ana en la cocina y Eusebio en la barra.

Cosa que no se dio, pues desde su apertura, el éxito de la Tasca ha llevado a ampliar su plantilla exponencialmente y se ha convertido en un lugar de referencia en la gastronomía jaquesa.

La pareja apostó por una carta de tapas singulares, como el Rodolfito, que se convirtió en la tapa estrella del local.

La carta de tapas de la Tasca de Ana se ha mantenido durante estos 25 años y solo se ha modificado para ampliar la oferta gastronómica.

La elaboración de la comida es casera e incluye alguna receta original de la madre de Ana, como son sus famosas “patatas bravas”.

Ana y Eusebio ya se han jubilado, pero su hija Isabel Laguna, que durante mucho tiempo trabajó al lado de sus padres y su marido, Mickael Leyton, han dado continuidad a este típico local de Jaca.

La gran familia que compone la Tasca de Ana mantiene el encanto del local, el ambiente tradicional y sigue siendo fiel a la calidad y al buen trato.

Diseñaron una carta de tapas, alguna de ellas fieles a la receta de la madre de Ana.